Todos hemos escuchado alguna vez la icónica leyenda griega del Caballo de Troya, pero, y si te dijera que eso lo llevan haciendo los microorganismos desde hace millones de años. Te lo cuento en este artículo, pero primero vamos a refrescar la memoria con un poco de historia.
# # # Leyenda del Caballo de Troya # # #
Hace miles de años, durante la guerra entre los griegos y los troyanos, a los astutos griegos se les ocurrió un plan para infiltrarse en la ciudad de Troya. Construyeron un enorme caballo de madera, lo suficientemente grande como para esconder a un grupo de guerreros en su interior. Después de fingir una retirada, los troyanos, confiados en su victoria, celebraron y llevaron el caballo a su ciudad como un trofeo de guerra.
Sin embargo, en la oscuridad de la noche, los guerreros griegos salieron del caballo y abrieron las puertas de Troya. Así, los griegos lograron entrar en la ciudad sin ninguna resistencia y la saquearon completamente. Los troyanos se dieron cuenta demasiado tarde del engaño y sufrieron una derrota devastadora.
Una historia que a todo el mundo sorprende ¿verdad? Bueno, aunque a algunos les cueste creerlo, la naturaleza nos saca ventaja. Algo similar a la leyenda del Caballo de Troya ocurre entre los microorganismos patógenos y sus hospedadores.
Al igual que los griegos idearon un plan astuto, los patógenos buscan formas de infiltrarse en el hospedador sin ser descubiertos por los sistemas de defensa. Para ello utilizan distintas estrategias, como enmascararse (modificando los componentes de su pared celular y no ser reconocidos) o utilizan mecanismos de evasión para pasar desapercibidos ante los sistemas de defensa del huésped (bloqueando los vigías de las células, los llamados receptores; inhibiendo enzimas de defensa o barriendo cualquier rastro de su presencia). Y una vez dentro del hospedador liberan su propio ejército de guerreros, los denominados efectores.
# # # ¿Y qué son los efectores? # # #
Son unas proteínas generalmente de pequeño tamaño secretadas por el patógeno en el interior del huésped y cuya misión es abrir las puertas para que se pueda dar lugar a la infección, ya sea modificando estructuras, inhibiendo proteínas de defensa, bloqueando los receptores o regulando distintos mecanismos de las células del huésped desde la inmunidad y su estructura hasta el movimiento de nutrientes y la apoptosis (muerte celular programada que activan las células como defensa ante, por ejemplo, el caso de una infección). En pocas palabras, derrotan los mecanismos de defensa de la célula hospedadora, tomando el control.
# # # Veamos algunos ejemplos # # #
La mayoría de patógenos, tras infectar a su huésped, matan las células de éste y se alimenta de los nutrientes, componentes y proteínas que se liberan. Sin embargo, hay un grupo de patógenos que dan buena cuenta de estas estrategias de evasión para esquivar las defensas del sistema inmune, los hongos biotrofos obligados. Pero, ¿qué quiere decir biotrofos obligados? Significa que sólo crecen en las células vivas de su hospedador (y ni de lejos sobre un medio artificial de laboratorio o material vegetal muerto) por lo que es vital para ellos que las células de su huésped se mantengan con vida el mayor tiempo posible y para ello deben pasar desapercibidos durante la infección, en especial en los primeros momentos de la infección hasta que introducen en el hospedador su “caballo de Troya”.
Uno de estos grandes ejemplos los vemos en la interacción de los oídos o "cenicillas" y su planta hospedadora.
Son un tipo de hongos que sólo viven sobre las células vivas de su huésped. Para garantizar su supervivencia, tras romper la pared de la célula introducen en el interior su caballo de Troya, una estructura denominada haustorio. A continuación, liberan los efectores que van a manipular las células del huésped, inhibir las defensas y redirigir los nutrientes hacia el lugar donde se desarrolla la infección, a modo de "sumidero". ¡¡Y todo esto sin que la planta se defienda!! Es curioso que donde se desarrolla el hongo todo el mundo esperaría ver mal aspecto de la hoja o clorosis, pero no es así, todo lo contrario, mientras la hoja empieza a volverse amarillenta o clorótica es justo debajo de donde se desarrolla el hongo donde podemos observar un verde intenso y un mejor aspecto de las hojas, lo que se llaman “islas verdes”.
Este hongo, al igual que hicieron los griegos con los troyanos, engaña a la planta y acaba con ella sin que a ésta le dé tiempo a detectarlo y mucho menos a defenderse.
# # # Aplicaciones futuras # # #
Este planteamiento está llevando el desarrollo de nuevas terapias frente a los patógenos a dirigir la búsqueda hacia la forma de desenmascarar al patógeno en lugar de matarlo, de manera que el hospedador lo pueda ver y sea el que acabe con él, lo que favorece que se cree una memoria inmune hacia ese patógeno en el hospedador y siendo más respetuoso con el medio ambiente, porque, no hay que olvidar que NO todos los microorganismos son nocivos, hay muchos microorganismos que crean interacciones beneficiosas con su hospedador aportándole protección, nutrientes y recursos pero de esto hablaremos con más detalle en otro artículo.
Por si te has quedado con ganas de más te dejo algunos artículos
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